¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Calderón de la Barca
Despertar es interrumpir un sueño.
En culturas como la maya o la hindú, y en religiones como el budismo, llaman sueño o ilusión a la manera en la que nuestra mente percibe la realidad. Por lo tanto, para ellos, despertar es percibir la realidad más allá del filtro de nuestra mente: mirar desde otro lugar.
Es decir, despertar del sueño de la mente equivale a reducir el filtro de nuestra subjetividad personal y adquirir una visión más limpia y clara de la realidad externa. Todos miramos la realidad a través de un filtro de condicionamientos personales, familiares, sociales, culturales..Mientras todo funciona bien, nadie se cuestiona ese filtro, pero cuando llega una crisis nos vemos en la necesidad de empezar a revisarlo, y puede que entonces comencemos un proceso terapéutico.
Mientras que la psicología convencional ayuda a la persona a indagar en su sueño -su percepción de la realidad-, revisarlo y tratar de mejorarlo, la psicología del despertar la acompaña, además, a ser consciente de ese sueño y a despertar para encontrarse con una realidad más clara y con menos filtros personales.
Durante años la psicología se ha enfocado en comprender el comportamiento del ser humano observando solo su mente -consciente e inconsciente-. Revisando traumas, patrones de conducta, enfermedades mentales, bloqueos, etc. La comprensión de la historia personal y su reparación es muy importante para el bienestar personal, sin embargo no siempre es suficiente para encontrar ese estado de paz y realización personal que buscamos.
Puede que quedemos enganchados durante años en el proceso de descubrimiento y análisis de nuestros problemas si no tenemos la oportunidad de darnos cuenta de que su resolución a veces se encuentra más allá de ellos.
La nuevas corrientes de psicología como la Transpersonal, no solo trabajan con la mente sino que incluyen el cuerpo y el alma como aspectos fundamentales de la dimensión humana. Tienen una mirada más amplia e inclusiva que permite una sanación más completa y profunda.
Además, realizan este doble trabajo. Por un lado, revisan la historia personal para descubrir y sanar heridas, por otro, acompañan a trascenderlas y descubrir un espacio interior que no está condicionado por esas vivencias personales. En ese espacio silencioso se puede percibir la realidad externa de manera más neutra y real, es el único lugar desde el que verdaderamente poder liberarse y reinventarse.
A vivir en ese espacio lo llamamos estar despierto. En los últimos años se han dado a conocer con éxito prácticas que proceden de la filosofía oriental como el mindfulness, que es una forma de meditación occidentalizada, es decir, preparada para ser comprendida por la mente. Esta práctica entrena al cerebro para echarse a un lado y permitir a una dimensión más profunda de nuestra naturaleza abrirse paso.
Nos invita a llevar la atención al cuerpo, a darnos cuenta de lo que sucede dentro y fuera en cada momento, más allá de la mente pensante, ¿Y qué es eso que hay más allá de la mente?
Ese es el espacio que estas herramientas nos ayudan a encontrar. Solo desde ahí podemos despertar del sueño y percibir de forma más directa la realidad. Despertar del sueño nos permite reducir el sufrimiento, que está causado por nuestra interpretación mental de la realidad.
La Terapia Transpersonal es la psicología del despertar, ya que trabaja en esta doble dirección: (i) integrar las partes que conforman nuestra personalidad para responsabilizarnos de nuestra propia vida y re-enfocar nuestra historia personal, y (ii) ayudarnos a descubrir un espacio interior más allá de esa historia que nos conecta de forma directa con la realidad. En ese espacio somos más conscientes de nuestro adentro y nuestro afuera, y vamos despertando del sueño.
Para esta terapia, las dificultades de la historia personal no son un error que enmendar sino el punto de partida para poder despertar. Así, entiende el sufrimiento como el abono que, con trabajo, permite el crecimiento necesario para obtener frutos. Bajo la mirada de la Terapia Transpersonal, el sufrimiento personal es la materia prima que necesitamos trabajar para poder trascenderlo y nacer a un nuevo estado de conciencia más despierto.